14 de junio de 2012

Los Santos Mártires de Córdoba I

Anastasio, Digna y Félix († 853)

Recordamos hoy, día en el que la Iglesia celebra su onomástica, a estos tres santos que murieron en la Córdoba de mediados del siglo IX. 

Durante la ocupación mora y la imposición de su religión hubo un episodio que es digno de resaltar. Ahora nos hablan del esplendor Omeya, de la Córdoba de las tres culturas, de ser la primera ciudad del mundo, etc...

Pero hubo un aspecto que no nos recuerdan, porque demostraría parte de la gran falacia que fue aquel período de la Historia, y ese punto en el que no recaen es el de los mártires de Córdoba. Éstos, al no tener armas con las que sublevarse, se levantaron con su fe y aceptaron la muerte antes de renegar de su catolicismo.



San Perfecto
Bajo el emirato de Abderramán II (ahora los progres se empeñan en cambiar el nombre a los moros) fue cuando empezaron a cortar cabezas. Una de las primeras las de Perfecto quien renegó de Mahoma, tras él cuarenta y ocho notables de Córdoba se ofrecieron voluntariamente al martirio. Y durante los años posteriores muchos fueron los que eligieron este modo de resistencia pacífica, porque ante la imposibilidad de luchar: mejor morir dignamente que vivir subyugado.

Todos nuestros santos de hoy habían sido animados por san Fandila, santo que se recordaba ayer, a sufrir sin temor el martirio. Los tres mártires estaban relacionados con el gran monasterio cordobés de Tavana, al que también perteneció Fandila.

Digna, natural de Córdoba, era una religiosa contemplativa en el cenobio femenino que atendían los monjes tavanenses. Anastasio, también cordobés de nacimiento, había comenzado sus estudios en las aulas de la Iglesia de San Acisclo, donde fue ordenado sacerdote, luego decidió seguirlos en Tavana, donde abrazó la vida religiosa y fue ordenado sacerdote. Félix, por su parte, no había nacido en Córdoba, sino en Alcalá de Henares (otros apuntan que procedía de Getulia -África del norte- venido por azar a España y aquí se convirtió y abrazó el estado monástico en Asturias), aunque después lo destinaron a Córdoba.

Sta. Digna - Anónimo S. XVII Busto tallado en madera policromada
S. Anastasio - Anónimo S. XVII Busto en yeso modelado sobre base de madera
- Colección Compañía de Jesús, Provincia Colombia -

Al día siguiente del martirio de San Fandila, San Anastasio se presentó ante los cónsules de la ciudad y atacó también él, en términos vehementes, a los enemigos de la fe. Inmediatamente le cortaron la cabeza. Al mismo tiempo ejecutaron a San Félix y ambos cuerpos, decapitados, se exhibieron junto al río, como el de San Fandila.

Sta. Digna y S. Anastasio
En la tarde de ese mismo día, martirizaron igualmente a Santa Digna. Esta que, a causa de su profunda humildad, se consideraba la última de todas sus hermanas, decía con frecuencia de la manera más emocionante: «No me llaméis Digna, sino Indigna, porque mi nombre debe expresar lo que soy». Durante un sueño vio a Santa Ágata deslumbrante de belleza y con lirios y rosas en sus manos. La santa mártir le dio una rosa roja, exhortándola a combatir valerosamente por Cristo. Desde entonces, Digna sintió un vivo deseo de martirio y, cuando los rumores de la ejecución de Anastasio y de Félix llegaron hasta ella, comprendió que su hora había llegado. Salió secretamente del monasterio y se presentó ante el juez para reprocharle abiertamente los asesinatos que acababa de cometer con hombres sin más culpa que la de adorar al verdadero Dios y de confesar a la Trinidad Santísima. A su vez, Digna fue decapitada y colgada, como los mártires que le precedieron.

Los tres mártires fueron degollados y después quemaron sus cuerpos y arrojaron las cenizas al Guadalquivir, para evitar así que los cristianos los enterrasen y pudieran venerarlos. La Iglesia ha reunido a estos tres mártires el día 14 de junio.

Detalle de la talla de Santa Digna

(Daniel J. Carmona)

Fuentes consultadas:
- Santoral: Vida de S. Anastasio, Sta. Digna y S. Félix
- "Vidas de los santos", de Alban Butler.

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